Mafalda acaba de cumplir sesenta años. Nacida con seis años el 29 de septiembre de 1964, tenía, y tiene, el extraño don que le impide envejecer. Así que uno se da cuenta de que hablar de fechas o relacionar a Mafalda con el tiempo carece de sentido pues, en contra de la lógica y de la Leyes de la Física, está claro que lleva sesenta años con seis años. Y los que llevará.
Sus apreciaciones sobre el mundo, su ironía y su crítica social, con esa maravillosa mezcla de Inocencia y Sabiduría, siguen teniendo validez, lo que demuestra que el mundo, por mucho que se esfuercen en hacernos creer que ha cambiado a mejor, continúa igual de viciado o, en todo caso, va a peor. De ahí que Mafalda critique el hecho de que los dueños del mundo se dediquen a explorar otros mundos mientras no atienden las necesidades del que habitamos. O que no quieran reconocer la desigualdad imperante en tantas circunstancias de la Vida. O que se esfuercen en prohibir la voz de la infancia en la toma de decisiones. O que no se ponga remedio para mejorar el medio ambiente. O que los roles sociales tengan un carácter rígido y tan difícil de cambiar.
Pero lo más característico de Mafalda es que sus sabias apreciaciones no se basan en dogmatismos sino en su disposición a realizar todo tipo de preguntas. Preguntas difíciles de responder y que producen no poca incomodidad, porque esos “dueños del mundo”, en todas sus áreas, se apropian en exclusividad de la posibilidad de formular preguntas con sentido crítico, ya que las que formulan lo hacen partiendo de respuestas que ya tienen estandarizadas de antemano, en su propio beneficio, con la finalidad de no cambiar nada.
Felicidades, Mafalda en tu cumpleaños. Y que sigas cumpliendo muchos más, sin envejecer y recordándonos tus sabias preguntas, a pesar de que, por desgracia, sesenta años después siguen sin obtener respuesta.