Hace unas semanas conocimos dos noticas relevantes, aunque de distinta naturaleza, relacionadas con dos empresas de Navarra. Noticias que no han tardado en ser utilizadas por la derecha política, mediática y económica de Navarra como un nuevo pretexto para hacer campaña contra la política económica del Gobierno Foral, difundiendo el mantra por tierra, mar y aire de que vivimos en un auténtico infierno fiscal, cuando los datos nos dicen que, en Impuesto de Sociedades, el 82% de las empresas tributan en Navarra a un tipo de gravamen inferior antes de deducciones que en el resto de España. Como ven, una estudiada estrategia que lejos de generar confianza dentro y fuera de nuestra Comunidad Foral, contribuye a generar incertidumbre y miedo.
Ciertamente, la noticia sobre BSH nos sacudió profundamente. Todo el Gobierno de Navarra, con la presidenta María Chivite a la cabeza, está trabajando al máximo para intentar revertir esta decisión. Sin embargo, si analizamos el origen de esta situación, resulta evidente que estamos ante un proceso de deslocalización que se va consumando por capítulos desde hace veinte años, y que obedece a unos intereses que escapan de nuestra acción.
Por otro lado, se hizo público que una empresa con enorme arraigo foral trasladó en 2024 su sede social a Madrid. Da igual que la propia dirección de dicha empresa asegure que el cambio no obedece a motivos fiscales, sino a su estrategia de crecimiento al ser adquirida por un grupo inversor. Da igual que aseguren que el traslado del domicilio social no supone ninguna ventaja fiscal, y que la empresa va a seguir contribuyendo con sus impuestos a Navarra. Da igual. Todo vale para alimentar su narrativa de “empresa huyendo” de un supuesto infierno fiscal que está destruyendo el tejido empresarial. Un discurso plagado de alarmismo que juega con el miedo con una cuestión tan sensible como es generar incertidumbre con el futuro de los puestos de trabajo.
Pero ¿a qué se pueden deber los cambios de domicilio social? Es un tema complejo, pero, en resumen, no viene mal recordar que en el año 2015 se llevó a cabo una modificación del Convenio Económico que afectaba a las empresas que fiscalmente operaban bajo normativa navarra y estatal. Este cambio, supuso que muchas compañías tuvieran que trasladar su domicilio social al territorio común y operar bajo norma del Estado. También se estableció un régimen transitorio de diez años que finalizó el 31 de diciembre de 2024. Por lo tanto, no sólo estos cambios de domicilio social no obedecen a tal infierno fiscal, sino que, por el contrario, obedece a una normativa, que ironías de la vida, se impulsó estando UPN en el Gobierno.
Pero esta campaña de generar miedo no es, ni será la única. Ya lo intentaron con otras empresas de enorme relevancia como es la planta de Volkswagen en Landaben, que pese a todas las dificultades que conlleva el cambio de modelo productivo, sigue garantizando su futuro en nuestra comunidad. Porque la realidad es que, pese a todo, y evidentemente a pesar de grandes problemas, incertidumbres, y jarros de agua fría que no hay que obviar, y que en un tejido empresarial dinámico siempre los ha habido y los habrá, las empresas siguen apostando por Navarra. De hecho, se calcula que actualmente hay comprometidos 3.000 millones de euros de inversión en proyectos empresariales en sectores estratégicos para la Comunidad Foral.
Recientemente, Cámara de Comptos destacó en el informe de Cuentas Generales de la buena evolución de los indicadores económicos de Navarra. Somos la Comunidad Autónoma con menor nivel de endeudamiento de España, con una reducción del 6% en el último año. Esto es sinónimo de solvencia y de una economía saneada que protege a futuras generaciones. Standard and Poor’s señala que la economía navarra es más rica y competitiva que la del resto de España, el Colegio de Economistas vuelve a situar a Navarra a la cabeza en competitividad regional, calificación obtenida en función al dinamismo económico, el empleo, el capital humano, las infraestructuras, el tejido empresarial, o la innovación tecnológica. En resumen, en Navarra desde que María Chivite es presidenta del Gobierno, el empleo ha crecido en Navarra en 20.000 afiliaciones a la Seguridad Social, y sólo este último año la producción industrial ha crecido un 10%. Sí, ha crecido. Además, volvemos a ser la CCAA con mayor calidad de vida de España. Pero por desgracia, de todo esto poco o nada se habla.
Mientras, la derecha insiste en bajar impuestos como solución mágica, ignorando las consecuencias de esas políticas. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIREF) ya ha advertido que estas estrategias pueden provocar un déficit de 2.000 millones de euros en comunidades gobernadas por el PP, afectando gravemente a servicios esenciales como la reducción de plazas públicas de educación infantil, suprimir la gratuidad del comedor y del transporte escolar, prescindir de personal sanitario, etc. Reducir impuestos de forma indiscriminada, como hace la derecha, condena a la clase media trabajadora, destruye la igualdad de oportunidades y socava el sistema de bienestar.
En el PSN creemos que sin justicia fiscal no hay justicia social. Los socialistas somos grandes defensores de lo público y utilizamos la fiscalidad como la gran herramienta para luchar contra la desigualdad. La misma que permite hacer políticas de equidad, redistribuir recursos para ayudar a quien más lo necesita, y repartir las cargas, los esfuerzos y los sacrificios de manera justa. Es decir, aporta más quien más tiene, y se ayuda más a quien más lo necesita. ¿Somos conscientes de todo lo que de manera individualizada no podemos asumir?, ¿cuántos bolsillos podrían asumir los servicios que nos ofrece la Administración? Piénsenlo.
Por suerte, para la mayoría de navarros y navarras, los impuestos son la garantía de la igualdad de oportunidades, aunque estamos escuchando continuamente un discurso absolutamente demagógico, demoledor para el sistema que hemos construido entre todos y todas y tremendamente antipedagógico del significado real y profundo de la fiscalidad como herramienta de lucha contra la desigualdad.
Defienden en repetidas ocasiones que Navarra tenga el modelo fiscal de Madrid, con irresponsables bajadas masivas de impuestos, que llevan al recorte, a la privatización de servicios, y a tener un sistema de bienestar descalabrado. Somos conscientes que vivimos en un sistema claramente imperfecto y por supuesto mejorable. Navarra no es una isla, y por supuesto debemos estar atentos a las dinámicas de nuestro entorno. Sin embargo, es esencial mantenernos firmes frente a propuestas de dumping fiscal que desestabilicen nuestro modelo. El Gobierno de María Chivite ha demostrado, con datos y hechos, que Navarra avanza. Seguiremos apostando por una política económica responsable, adaptada a las necesidades de cada momento, y por una fiscalidad viva que combine dinamismo empresarial con justicia social.
Porque, al final, el éxito de una sociedad no se mide solo por su crecimiento económico, sino por la calidad de vida que ofrece a sus ciudadanos. Y en Navarra, tenemos claro que esa es la prioridad.
Ainhoa Unzu
Portavoz PSN-PSOE Economía y Hacienda