Las nuevas tecnologías no sólo nos han cambiado la forma de divertirnos, trabajar (¡cuántas horas pasamos delante de las pantallas, Chromebook, tablets o móviles!) sino también el modo de viajar. Gracias a determinadas aplicaciones, quedamos con otras personas para aprovechar viajes, ahorrar dinero, y contaminar un poco menos. El debutante Martín Cuervo nos ofrece la historia de cuatro individuos que quedan para viajar de Madrid a Murcia, donde un misterioso conductor sembrará el miedo entre el resto de pasajeros. El film lo protagonizan: Salva Reina, Ana Polvorosa, Andrea Duro y Pol Monem.
Cuatro desconocidos han quedado en Las Ventas, para iniciar un viaje compartido desde Madrid hasta Cieza, en Murcia. El conductor es Julián (Salva Reina) un tipo algo despistado, enseguida aparece Ana (Ana Polvorosa), una joven habladora, al rato aparecen la tímida Elisa (Andrea Duro), y un silencioso Miguel (Pol Monem). Una vez que se han presentado, se montan en el coche e inician el viaje.
A Julián le gusta conducir oyendo a Los Brincos, algo que no hace gracia al resto de pasajeros, pero lo aceptan. Todo parece ir con cierta normalidad hasta que, en un determinado momento, Ana observa que Julián, en realidad se llama Antonio. A partir de ese instante, los tres ocupantes observan un comportamiento anómalo en el conductor. Ana, Miguel y Elisa empiezan a comunicarse sus sospechas sobre el extraño individuo por WhatsApp, y la tensión va en aumento al descubrir algo en el coche que va a cambiar su viaje…
Martín Cuervo saca partido a la poca acción física, (solo hay un par de salidas del vehículo, ya que todo transcurre en el interior), gracias al uso del plano corto, a un ritmo ágil y el uso de la música. Por otro lado, crea la tensión necesaria basándose en los diferentes roles psicológicos de sus personajes: el raro Julián, la estresante Ana, y los acongojados Elisa y Miguel, junto a un toque de humor retorcido. La pena es que una vez desvelado dos importantes detalles que mantenían viva la paranoia, el ritmo narrativo pierde fuelle y se va agotando la gasolina que mantenía la historia.
La interpretación de Salva Reina destaca por encima del resto de actores, gracias a la versatilidad para pasar de un tipo psicópata a friki a la misma velocidad que devora unos snacks. Ana Polvorosa, aunque le imprime carácter a su personaje, y el resto le ponen ganas, no logran equilibrar la balanza interpretativa.
En definitiva, un film que con un ritmo irregular, muestra como en los viajes compartidos no sólo uno pone en juego sus ilusiones o aficiones, sino también alberga un punto de inquietud ya que conocer totalmente al que va a tu lado, lleva horas de carretera.