Inicio Tudela La estrella que devolvió la magia de la Navidad

La estrella que devolvió la magia de la Navidad

Cuentos de Navidad del IES Valle del Ebro

-- Publicidad --

En un pequeño pueblo cubierto de nieve, vivía Sofía, una niña que amaba la Navidad. Sin embargo, ese año, el pueblo enfrentaba la Navidad más fría de su historia y los árboles de la plaza no tenían luces. La gente estaba preocupada, pues la magia de la Navidad parecía haberse desvanecido.

Una noche, mientras Sofía miraba por la ventana, vio una pequeña estrella caer en el bosque cercano. Decidida a devolver la alegría al pueblo, se abrigó y salió a buscarla. Caminó hasta llegar a un claro donde encontró la estrella, que brillaba con una luz cálida y dorada.

-Eres tú la magia de la Navidad -dijo Sofía, admirada y con los ojos llenos de asombro mientras extendía la mano hacia la estrella. La estrella, con una voz suave, respondió: – La magia no está en mí, sino en el corazón de aquellos que creen.

Sofía comprendió en ese instante que la Navidad no era solo luces, regalos o decoraciones, sino el amor, la esperanza y la unión que se compartían. Con la estrella en las manos, emprendió el camino de regreso al pueblo.

Cuando llegó, reunió a todos los vecinos en la plaza. Su rostro brillaba de entusiasmo y sus palabras resonaron en el frío aire de la noche: – La magia de la Navidad está dentro de nosotros. No necesitamos luces para que la Navidad sea especial. Solo necesitamos creer y estar juntos.

La gente la miró en silencio, algunos con lágrimas en los ojos. Uno por uno, empezaron a encender velas y linternas, iluminando la plaza con una cálida luz. Los niños comenzaron a cantar villancicos, y pronto todos los habitantes se unieron en coro, llenando el aire con alegría y esperanza. El ambiente se transformó, y lo que había comenzado como la Navidad más fría se convirtió en la más cálida que el pueblo recordaba. Esa noche, no fueron las luces artificiales las que iluminaron el pueblo, sino el amor, la solidaridad y la magia que cada persona llevaba dentro. Y aunque la pequeña estrella que Sofía había encontrado brillaba intensamente en el centro de la plaza, su verdadero resplandor estaba en los corazones de todos.

A partir de ese momento, cada Navidad en el pueblo fue celebrada de la misma manera: con menos adornos y más amor. La leyenda de Sofía y la estrella se transmitió de generación en generación, recordando a todos que la verdadera magia no se encuentra en lo material, sino en los pequeños gestos de bondad y en la fuerza de creer.

Así, el pueblo no volvió a sentir una Navidad vacía, porque aprendieron que la magia de estas fechas vive en cada uno de nosotros, esperando ser compartida

Amal Chahid, 4ºE. IES Valle del Ebro

Luz

Las frías calles de la ciudad se han vuelto cálidas y acogedoras por las luces de los adornos navideños que las bañan de alegría. Una época de felicidad que nos hace olvidarnos del duro invierno por unas semanas. Donde yo vivo esta época significa esperanza, esperanza de poder vivir y disfrutar de la vida como se supone que tenemos derecho a hacerlo. La perrera también está decorada con adornos navideños, y todas las noches cierro los ojos deseando que este año me toque a mí.

Una anciana entró por la puerta el día de Nochebuena y, como siempre, me porte lo mejor que pude e hice todos los trucos que me habían enseñado. Aun así, yo nunca soy el favorito. Igual que ella entraron varias personas más, pero la última fue diferente. Al verla aparecer sentí que era mi hora, y tras varios minutos de tensión vi como se acercaba a mi jaula.

Salí de la perrera sintiendo la libertad y llegue a mi nueva casa, mi nuevo hogar. Tras eso, el tiempo discurrió como si fuese un suspiro. Yo era el favorito de la familia y, sobre todo, el mejor  amigo de Lucas, un niño de ocho años con el que he ido creciendo durante este año. Ya no soy un cachorro asustado con miedo del mundo, sino que protejo a mi familia y ahora todo el vecindario me conoce.

Este año todo va a ser diferente ya que la época navideña no está llena de nervios para poder cambiar mi vida, sino llena de nuevas experiencias y emociones; por fin logro entender porqué es la época favorita de Lucas. El día de Año Nuevo nos montamos en el coche para ir a visitar a la abuela. Tras varias horas paramos para descansar y mi familia me dejó ir a dar un paseo por el campo. Corro e investigó la nueva zona mientras imagino como será mi abuela, pero de repente oigo un sonido de un coche y al llegar al parking me encuentro solo.

Dedico las siguientes horas a buscar a mi familia, a Lucas. Horas que se transforman en días, y así en semanas. La traición y la miseria corren por mis venas y el hambre empieza a nublarme la vista.

Todo esto deja de importarme al ver un coche como el de mi familia, y corro desesperado hacia él. Pienso en el reencuentro y en que me cuenten todo lo que han vivido estos días, quizás no podían llevarme a casa de la abuela; pero sí que podré volver a casa. El morro del coche choca contra mí tras haberme adentrado en la autopista, y el fuerte impacto me hace volar. No siento el cuerpo, pero puedo ver las calles iluminadas por las luces navideñas. Veo a los niños felices y a las familias con sus nuevas mascotas. Veo felicidad en su rostro. Caigo al suelo y me veo a mi mismo. No veo felicidad, sino preocupación en quienes me rodean. Por momentos me voy alejando y me voy acercando a la cálida luz de la Navidad.

Malena Arregui, 1º Bachillerato A