Inicio Colaboradores Alfonso Verdoy Lo que se ve, por Alfonso Verdoy

Lo que se ve, por Alfonso Verdoy

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Dicen los estudiosos de la conciencia, los que investigan el cómo y el por qué de nuestros estados conscientes, que estos tienen dos implicaciones seguras. Sin embargo no se trata de ningún descubrimiento, puesto que son evidentes desde siempre y para todos, pero sí que tienen el sello de seriedad y precisión que imprimen los estudios sistemáticos. Y así vienen a decir que todo lo que se nos hace consciente se caracteriza porque puede ser verbalizado, y también porque está en disposición de influir en nuestra conducta. O dicho en cristiano, que aquello de lo que nos enteramos se presta a que hablemos de ello y tiene además muchas posibilidades para determinar total o parcialmente nuestro comportamiento.

Lo sabemos de toda la vida, por cierto, pero es como si no lo supiéramos, porque no sacamos las debidas consecuencias. Por un lado es verdad que hablamos de aquello que está en el ambiente y por otro que eso es precisamente lo que modula nuestros actos, pero llegados a este punto debería preocuparnos qué es lo que vemos, qué es lo que oímos y cuáles son las ideas que desde el ámbito social se incrustan en nuestra conciencia, porque eso es lo que más nos influye, de tal manera que nuestros actos estarán en relación con eso que más hemos visto u oído, con esos pensamientos que de una forma o de otra se nos inculcan, ya que de verdad casi nunca somos capaces de sobreponernos a lo que en nuestro entorno predomina y tener en cuenta únicamente lo que nosotros pensamos.

Nuestros actos están en relación con lo que más hemos visto u oído, y con las ideas que están de moda

Ello supone un gran peligro para nosotros los adultos, y no digamos para los niños y jóvenes, con menos criterio que los mayores- o eso debiera ser- para sobreponerse a lo que de afuera se recibe.

Hay sin embargo momentos en los que ocurren desgracias notables- un accidente multitudinario, un atentado terrorista, una epidemia cruel, etc.- que producen un revolcón en nuestra conciencia. Entonces valoramos lo que hay que valorar y actuamos como hay que actuar, dejando de lado las influencias externas. Pero esto suele durar pocos días, porque-decimos-hay que volver a la normalidad, a lo cotidiano, que es lo realmente verdadero. Claro que en esto nos equivocamos, y de esa manera seguimos haciendo lo que se supone- en realidad lo que otros esperan- que tenemos que hacer y pensando lo que otros quieren que pensemos. Y nos siguen manipulando.

Alfonso Verdoy