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The Brutalist, por Carlos Muñoz

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Para cuando el lector lea esta sección, el director Brady Corbet, La infancia de un líder puede haber conquistado varios Oscar entre ellos: mejor película, director, actor y actriz de reparto. En su último trabajo, narra la vida de un arquitecto superviviente al horror nazi que llega a Estados Unidos con el fin de lograr el sueño americano. El film lo protagonizan: Adrien Brody, Guy Pearce, Felicity Jones, Raffey Cassidy.

Nos hallamos en 1947, el arquitecto húngaro Lázlo Toth (Adrien Brody), del movimiento arquitectónico Bauhaus, es un superviviente de los campos de exterminio que emigra a Estados Unidos, la tierra de las oportunidades, en busca de ser alguien. Al llegar a Nueva York, sobrevive a duras penas gracias a su primo Attila (Alessandro Nivola).

Posteriormente, se traslada a Filadelfia, pero sigue sufriendo la cruda soledad, ya que su mujer Erzsébet Tóth ( Felicity Jones) y su sobrina Zsófia (Raffey Cassidy), permanecen en Austria a la espera de reencontrarse.

Un día, el mecenas Harrison Lee (Guy Pearce), vuelve a contratar a Lázlo para un nuevo trabajo. La construcción del proyecto faraónico alargada en el tiempo, conducirá a Toth a vivir un infierno personal y artístico, donde el pasado atormenta al arquitecto, y el presente le asfixia ante las exigencias del millonario, y la fidelidad a sus ideas artísticas.

En The Brutalist, Corvet se vale de la manifestación artística para plasmar diferentes temáticas como: la arquitectura, el clasismo, la falacia del “sueño americano”, la lucha entre la fidelidad al gusto estético o la sumisión al poder y caprichos del capitalismo. A pesar de su fuerza visual, (evoca por momentos a Megalópolis), de la música que acrecienta la tensión emocional, de la huida de la pretenciosidad, hay dificultad en empatizar con los personajes, resultan a veces más fríos que el hormigón, y algunos giros de guion calculados pasando de la violencia a la sensibilidad, son reiterativos.
Adrien Brody realiza una interpretación de Oscar. A su lado, Guy Pearce sorprende gratamente, sin olvidar a Felicity Jones que aporta la pausa, y puede alzarse con su primera estatuilla.

Un film sorprendente, misterioso como la propia obra arquitectónica del film que invita al espectador a no dejarse fascinar en la vida por lo aparente sino buscar lo importante en lo escondido internamente.