El Departamento de Salud del Gobierno de Navarra ha dejado sin pediatra a 1.200 niños del centro de salud Tudela-Este para resolver la ausencia de profesional en Aoiz-Burguete, donde las familias afectadas habían comenzado a movilizarse para exigir que se cubra una plaza que llevaba meses sin facultativo.
La maniobra ejecutada por el Servicio de Profesionales de la Gerencia de Atención Primaria del Departamento de Salud ha provocado un enorme malestar en los profesionales de pediatría del área de salud de Tudela que, tras varios meses intentando buscar una solución al movimiento de plazas que debía producirse el pasado 7 de mayo, han visto como el departamento ha sacado partido de la ausencia de profesionales dejando libre una de las plazas de pediatría del área de salud de Tudela adscrita al Centro de Salud Santa Ana para resolver el problema que tenían en una plaza de difícil cobertura.
La consecuencia, lamentan, ha sido que el Departamento de Salud soluciona la atención pediátrica a un cupo de 600 niños pero deja sin pediatra a otros 1.200 que pasan a ser atendidos por los otros dos profesionales del Centro de Salud Santa Ana, cuyo cupo se eleva hasta los 1.800 pacientes, un número inasumible y que ya era de por sí mucho más elevado que los cupos que se dan en otras áreas de salud de Navarra.
Meses intentado buscar soluciones
El movimiento de plazas de pediatría se remonta a junio de 2024, cuando se convocaron las pruebas con vistas a la incorporación de los profesionales el 7 de mayo de 2025. Ha sido este proceso de asignación, según el orden obtenido por los aspirantes, el que ha desencadenado una cadena de decisiones administrativas que ha dejado a una parte de la población infantil de Tudela sin uno de sus pediatras y ha incrementado la carga de trabajo de los otros dos.
El facultativo afectado por el traslado en Tudela había obtenido plaza en Alsasua, pero expresó su voluntad de seguir en la capital ribera. A su vez, la profesional que ha estado ejerciendo en Alsasua durante los últimos dos años también manifestó su deseo de continuar en su puesto. Para mantener la estabilidad de ambas zonas, desde el Área de Salud de Tudela se promovió una comisión de servicios para que tanto Alsasua como Tudela quedarán atendidas por los pediatras que han atendido a los menores estos últimos años.
Sin embargo, la Dirección de Salud no respondió oficialmente a esta solicitud. Durante semanas, explican los profesionales, la única respuesta fueron excusas contradictorias, alegando incluso que la profesional de Alsasua no deseaba permanecer en su puesto, algo que desde Tudela aseguran que no era cierto. Finalmente, se planteó una propuesta que condicionaba la aprobación de la comisión de servicios a que la plaza de Cadreita se mantuviera sin cubrir. Aunque la medida fue considerada inaceptable, la presión por evitar un colapso en Tudela llevó al área a aceptar la condición.
Incorporación de los profesionales
Pese a todo, el Departamento de Salud no resolvió el acuerdo y el 7 de mayo los profesionales terminaron por incorporarse a sus plazas. El pediatra de Tudela se trasladó a Alsasua, una profesional de Tafalla se incorporó a Cadreita y la pediatra de Alsasua quedó sin trabajo. Sin embargo, de manera casi inmediata recibió una propuesta para incorporarse como pediatra en Aoiz, donde comenzó a trabajar el 9 de mayo.
Ese mismo día el Departamento de Salud anunció públicamente que había solucionado la falta de atención pediátrica en Aoiz-Burguete y los profesionales del Área de Salud no dudan de que han formado parte, sin saberlo, del juego del Departamento, y de que se ha utilizado la petición de comisión de servicios como maniobra dilatoria para colocar a una profesional en Aoiz a costa de dejar sin cobertura una zona mucho más poblada como Tudela Este, donde ahora dos pediatras deben atender a 3.600 niños.
“La jugada es evidente”, han indicado. “Se han solventado los problemas de Aoiz, donde había 600 niños sin pediatra, a costa de dejar sin profesional a 1.200 niños de Tudela, y lo han hecho con silencio, sin dar la cara y maniobras poco transparentes”.
La situación se agrava por la realidad estructural de la atención pediátrica en la Ribera. En Pamplona, los cupos son más reducidos y las distancias de desplazamiento que deben recorrer los profesionales son menores. Esto dificulta enormemente la atracción y retención de personal en la Ribera, donde los grupos de niños por pediatra son más grandes, lo que implica mucha más carga de trabajo.
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