Inicio Opinión No hay médico en Fitero, por Pedro Pérez Bozal

No hay médico en Fitero, por Pedro Pérez Bozal

-- Publicidad --

Desde hace unos días asisto atónito al comprobar que muchos me dicen que «no hay médico en Fitero». No sé si me sorprende más el hecho en sí, que convierte en la práctica a una localidad de Navarra en un territorio subdesarollado, o a que la envejecida ciudadanía de la villa haya tenido que asumir con normalidad la guadianesca falta de un servicio tan esencial.

Mi madre, con 73 años, se hizo unas pruebas el pasado 24 de octubre en el Hospital San Juan de Dios de Tudela y tenía previsto recogerlas el pasado jueves 31 de octubre en el consultorio médico de Fitero. Pero, cual fue su sorpresa, que la pasada semana le dijeron la que se le avecinaba. «No hay médico en Fitero».

Mi madre recibe la noticia con naturalidad, ya que me confirma que no es la primera vez que una baja de un efectivo médico deja a la mitad de Fitero sin servicio. Y yo me indigno. «Debe ser un error», me digo.

Y por eso llamo al consultorio de Fitero (donde por desgracia se tienen que comer un marrón que no está generado por ellos), al centro de salud de Cintruénigo (con la que compartimos zona básica de Salud), al hospital que le hicieron las pruebas o en incluso hasta al Hospital Reina Sofía. Y todos me dicen que «no hay médico en Fitero».

Lo intento por la vía digital. Consigo el CIPNA de mi madre (que es un número de identificación ante Salud), me bajo una app del Gobierno de Navarra y ésta no me ofrece los resultados y no me dice que «no hay médico en Fitero», pero como si lo hiciese. Lo vuelvo a intentar poniendo una queja en el servicio online de Atención al Paciente, sin que pasados unos días me hayan respondido.

Solo me falta llamar al señor consejero de Salud, Fernando Domínguez, ya que no tengo el teléfono a mano y seguramente me convencería de que la falta de médico en nuestra localidad no es su culpa, pero yo le convencería de que la cohesión territorial de la que nos hablan los distintos gobiernos suena a ridícula viendo estas carencias.

Al fin me entero que este miércoles 6 de noviembre en el consultorio de Fitero a las 08.00 horas van a dar unas pocas citas de un un médico de Cintruénigo. Las llamadas resultan infructuosas y, cuando me cogen el teléfono, me explican que las citas ya no se sirven por teléfono. O sea, que mi madre tendrá que acercarse personalmente estos días al consultorio a probar fortuna y, si tiene suerte, tendré que conseguir que alguien la acerque al pueblo vecino.

En definitiva, nos abocan a participar en una parodia involuntaria de ‘Los juegos del hambre’ para conseguir una simple cita médica. Y a mí me han empujado a escribir este enfadado texto que quedará en anécdota si las pruebas resultan positivas.
Pero si son negativas, empezaré a creer que la cohesión territorial muchas veces es un brindis al sol y me reafirmaré en pensar que las carencias en servicios esenciales como éstos tienen consecuencias directas en contra de la salud de la ciudadanía.