En el sureste de Navarra, un paisaje semidesértico de belleza singular aguarda a los visitantes. Se trata del Parque Natural de las Bardenas Reales, una Reserva de la Biosfera que sorprende con su relieve abrupto y sus extensas llanuras, donde el viento y el agua han esculpido formaciones únicas a lo largo de los siglos. Este enclave, con sus 41.845 hectáreas, es un testimonio vivo de la acción natural sobre la tierra, ofreciendo un escenario de contrastes y sorpresas que fascinan a todo aquel que lo descubre
Un paisaje de otro mundo
Las Bardenas Reales se dividen en tres grandes zonas con características geológicas y paisajísticas bien diferenciadas.
La Bardena Blanca es la más emblemática. Se trata de una depresión central caracterizada por sus suelos blanquecinos, de aspecto desértico y a menudo desnudos, donde destacan formaciones erosionadas por el viento y el agua, como los icónicos cabezos. Esta es la imagen más conocida del parque y la que más impresiona a los visitantes.
El Plano, situado al norte, es una terraza aluvial elevada de aspecto más uniforme, cuyos suelos provienen de los sedimentos del río Aragón. Su fisonomía, menos abrupta, la hace idónea para el pastoreo y algunos cultivos.
La Bardena Negra se distingue por sus grandes planas y sus laderas cubiertas de pinos y coscojas. Su suelo oscuro le da el nombre y crea un fuerte contraste con la Bardena Blanca.
El clima de esta región es extremo, con veranos abrasadores, inviernos fríos y precipitaciones muy escasas, en torno a los 350 l/m² anuales. Estas condiciones han favorecido la aparición de un ecosistema único, con especies adaptadas a la aridez y a los cambios térmicos bruscos entre el día y la noche.
Historia y tradición
Las tierras de Bardenas Reales tienen una historia ligada a los Reyes de Navarra, que desde el siglo IX fueron cediendo derechos de uso a diversas comunidades. En 1705, estos derechos se unificaron en manos de 22 entidades locales, conocidas como “congozantes”, que a día de hoy siguen gestionando el territorio a través de la Comunidad de Bardenas Reales.
Esta organización ha permitido la conservación del espacio, equilibrando el uso ganadero y la protección del medio ambiente. La trashumancia sigue siendo una actividad clave en la zona, con rebaños de ovejas latxa que cada año atraviesan el parque en busca de pastos.
Un espacio protegido
Las Bardenas Reales forman un territorio de naturaleza privilegiada y paisaje singular, valores que han motivado la declaración de diferentes figuras legales para su protección:
En 1999 fueron declaradas Parque Natural por el Parlamento de Navarra.
En el año 2000 la UNESCO les otorgó el reconocimiento de Reserva de la Biosfera.
Además, están incluidas en la Red Natura 2000 como Lugar de Interés Comunitario (LIC), lo que refuerza su importancia ecológica y paisajística.
Actividades y rutas
Para conocer este impresionante paisaje, la Comunidad de Bardenas ha señalizado una red de itinerarios:
Paseos peatonales: tres rutas cortas que permiten descubrir enclaves de interés, con paneles informativos en el inicio y postes de madera para guiar el recorrido.
BTT: nueve recorridos adaptados a bicicletas de montaña, con señalización en placas sobre mojones de hormigón.
Rutas en vehículo a motor: caminos principales que permiten conocer las zonas más importantes, siempre con precaución para evitar la erosión de las pistas y respetar a los ciclistas y senderistas.
Conservación y regulaciones
ACCESO LIMITADOS A ZONAS PROTEGIDAS
Aunque las Bardenas son un importante foco de turismo, es necesario proteger este entorno. Para ello, es esencial que el visitante respete las normas establecidas:
- No circular fuera de los itinerarios permitidos
- No dejar residuos
- Mantener los perros atados
- Evitar ruidos innecesarios
Además, algo muy importante, que el visitante debe saber, es que la Comunidad de Bardenas ha limitado temporalmente el acceso a varias zonas protegidas en la ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) para garantizar la tranquilidad de las especies nidificantes. Así, todos podremos seguir disfrutando de este tesoro natural en Navarra que sorprende y enamora a quien lo visita.
Naturaleza y biodiversidad
A pesar de su apariencia árida, las Bardenas Reales albergan una biodiversidad sorprendente. Existen numerosos hábitats bien diferenciados, desde pinares hasta estepas, pasando por saladares, zonas húmedas y acantilados. Esta diversidad de ecosistemas permite la presencia de una fauna variada, entre la que destacan las aves esteparias, que encuentran en estas llanuras un refugio ideal.
Entre ellas, se pueden observar especies como la ganga, el sisón, la ortega y el alcaraván. Mención especial merece la alondra de Dupont, una especie escasa y de difícil avistamiento, cuya presencia otorga un valor aún mayor a este espacio natural. La avutarda, el gigante de la estepa, también se deja ver ocasionalmente en las zonas cerealistas cercanas.
Las rapaces son otro de los grupos faunísticos más representativos del parque. Buitres leonados, águilas reales, alimoches y búhos reales surcan los cielos en busca de alimento, mientras que los cernícalos y halcones peregrinos vigilan desde lo alto de los cabezos.
Los mamíferos, aunque más discretos, también están presentes en todos los ambientes. Conejos y liebres constituyen una fuente de alimento clave para muchas rapaces, mientras que zorros, jabalíes, corzos y gatos monteses habitan los parajes más resguardados. Además, reptiles, anfibios e invertebrados completan este ecosistema, demostrando la riqueza biológica de este paraje natural.
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