Tras su paso por la alcaldía de Pamplona y su salto a la política desde el ámbito sanitario, Cristina Ibarrola asume con determinación su papel al frente de UPN. La líder regionalista asegura que su compromiso “no nace de la ambición, sino del servicio público”, y sostiene que Navarra “merece volver a creer en personas honestas y coherentes”.
En esta entrevista, analiza el «desgaste» del actual Ejecutivo foral, defiende una bajada generalizada de impuestos, cuestiona el pacto presupuestario entre el PSN y EH Bildu, y lanza una llamada a la reindustrialización de la Ribera como clave para la cohesión territorial. Ibarrola afirma que el “caso Cerdán” ha marcado un punto de inflexión en la política navarra y que UPN representa “la alternativa de la centralidad, el rigor y el trabajo serio frente a la polarización y el populismo”.
¿Por qué una profesional sanitaria toma un día la decisión de dar el salto a la política?
Me lo pregunto muchas veces. Tengo pasión por la medicina y soy una enamorada de la gestión sanitaria; sigo dedicada a ella y no quiero dejarla, ya que me apasiona, especialmente en un momento en el que la sanidad está absolutamente deteriorada.
Luego llegó el Parlamento, porque llevo al Servicio Navarro de Salud en el corazón y me pareció que se estaban haciendo políticas erróneas. Poco a poco fui comprometiéndome más. Fui alcaldesa de Pamplona, una experiencia de felicidad y gratificación que no puedo describir. Pero la moción de censura me ha llevado a trabajar por cambiar el modo de hacer política.
Así que creo que estoy aquí porque considero que esto es un servicio noble, un ejercicio de servicio público para mejorar la vida de la gente. He visto la peor cara de la política, y la sigo viendo, pero también creo que los ciudadanos necesitan volver a creer en personas que estén aquí para hacer cosas por ellos, personas que pongan la verdad, la honestidad, la coherencia y el trabajo por delante, que es en lo que yo creo.
Ahora estoy absolutamente comprometida con Navarra, y creo que merece otro gobierno. Todo lo que pueda hacer por conseguirlo, lo haré con la misma intensidad con la que suelo trabajar.
¿Tiene la impresión, cuando baja a la Ribera, de que viene a otra Navarra?
Es muy diferente, sí. Pero precisamente por eso Navarra es tan apasionante: porque, siendo una tierra tan pequeña, tiene contrastes muy marcados. Estar en la Ribera no tiene nada que ver con estar en Pamplona o en el entorno de la comarca, con Tierra Estella o con el norte de Navarra. Creo que en esa diversidad reside la riqueza de esta tierra, pequeña pero muy apasionante.
¿Cómo espera volver a recuperar la confianza y los votos de los ciudadanos?
Lo hacemos con un trabajo muy intenso. Siempre digo que nada de lo que podamos hacer tiene justificación si no trabajamos de forma constante, de la mañana a la noche, de lunes a domingo, para acercarnos a los ciudadanos y darles las mejores respuestas posibles, algo que hoy no está haciendo el Gobierno de Navarra. El actual Ejecutivo, el de María Chivite, ha vivido en un auténtico oasis: presupuestos expansivos, fondos europeos, millones y millones en impuestos… Ha tenido más recursos que nunca.
Y, sin embargo, nunca había estado peor el acceso a la vivienda en esta tierra; nunca había estado peor el acceso a la sanidad; seguimos sin las infraestructuras que merecemos; tenemos empleo, pero un empleo precario; y los jóvenes no tienen posibilidades de emanciparse, peor que nunca. Mires lo que mires, todo está peor.
Por eso creo que tenemos que seguir haciendo una política cercana a los ciudadanos, ofreciendo soluciones reales, criticando lo que funciona mal, pero también trabajando en alternativas. Creo en una Navarra en la que vuelva a primar la cultura del esfuerzo y no un sistema de ayudas que no están encaminadas al empleo y que se perpetúan de forma indefinida y sin control. También creo en una gestión eficiente de los recursos públicos.
El entorno político cambiará, con este Partido Socialista, UPN nunca hubiera gobernado Navarra. Pero la política es cíclica, y creo que incluso los votantes socialistas se merecen otros dirigentes distintos a los que tienen ahora.
En ese objetivo de recuperar votos y gobierno, ¿hay cabida para repetir experiencias como la de Navarra Suma?
Creo que tenemos que estar abiertos a cualquier alternativa que nos ayude a recuperar el gobierno, pero siempre pensando en Navarra y en los navarros. Pero es prácticamente imposible que UPN vaya a perder sus siglas.
No sé si podremos ir o no en coalición con otros partidos; ya lo veremos, lo estudiaremos y valoraremos la posibilidad que más éxito nos pueda garantizar. Pero UPN, en este momento, no puede volver a perder sus siglas. Navarra Suma fue una fórmula de éxito en un momento concreto, sin duda, una fórmula de éxito. En circunstancias normales, sin un Partido Socialista traspasando todos los límites que dijo a los ciudadanos y a los navarros que no iba a traspasar, Navarra Suma habría gobernado. Pero el contexto hizo que el Partido Socialista se tirara al monte y mintiera a todos los ciudadanos. Ya veremos qué sucede en el futuro.
¿Cree que el Gobierno de María Chivite, que acaba de suscribir un nuevo pacto presupuestario con Bildu, ofrece un proyecto estable para Navarra?
Ofrece un proyecto estable, sí, pero para una Navarra cada día más deteriorada. Navarra ya no es la que hemos conocido. La envidiada, referente y pionera en servicios públicos, en atracción de empresas y en inversión. Ahora mismo la estabilidad que ofrece es la de un gobierno que se acompasa de la mano de Bildu, en contra de los empresarios, en contra de la inversión, que no genera confianza y que provoca que veamos cómo en tierras vecinas, como Aragón, se instalan empresas y aparecen inversiones millonarias que bien podrían estar en la Ribera de Navarra.
¿Qué impide conformar una gran mayoría entre regionalistas y socialistas?
Lo que impide hoy en día conseguir una gran mayoría entre socialistas y regionalistas son los dirigentes socialistas actuales. El sanchismo es ya otra cosa: creo que no estamos hablando de socialdemocracia, sino de un Pedro Sánchez que no tiene límites ni escrúpulos. Creo que nunca habíamos conocido algo así en política. A cambio de mantenerse en el poder, no tiene líneas rojas. Y María Chivite está absolutamente entregada a lo mismo; aupada de la mano de Cerdán, quien hoy está en la cárcel, y al que ahora parece querer no conocer.
Como he dicho antes, en Navarra hay una transversalidad de personas que deben verse representadas en partidos políticos que miren por Navarra y por el bien de Navarra, y no en quienes están dispuestos a todo con tal de mantenerse en el sillón.
¿Qué diferencia ahora mismo el discurso de UPN del PP?
En algunos puntos de vista podemos coincidir, pero UPN es el único partido que, por encima de todo y de cualquier otro interés, solo piensa en Navarra. Nació por y para Navarra, y sigue teniendo su razón de ser defendiendo la identidad de esta tierra y lo mejor para los navarros.
El PP, en cambio, debe centrarse en cambiar un gobierno de España que está siendo malo para los españoles. En muchas cuestiones iremos de la mano, pero en otras, cuando se cuestione el interés nacional o el de Navarra, UPN siempre defenderá el interés de Navarra.
¿Teme que, en la polarización actual entre izquierda, derecha, nacionalismo e independentismo, el discurso regionalista que siempre ha defendido UPN se diluya?
Creo que lo que estamos viendo es una polarización por parte de otros. Los jóvenes responden mucho a lo que no les gusta. En su día hubo muchos que se acercaron a Podemos porque veían, en ese momento, aspectos de gobierno que no les gustaban. Ahora estamos viviendo una corriente parecida pero más bien hacia Vox o hacia Bildu.
Nuestra labor es trabajar directamente con los jóvenes, hablar con ellos y convencerles de que su vida y las oportunidades que tendrán en el futuro no son las mismas con unos que con otros. UPN es un partido de gobierno y planteamos medidas serias y rigurosas, muy diferentes a las que estamos viendo en el gobierno actual, que garanticen que los jóvenes van a poder acceder a una vivienda, tener un salario digno y poder emanciparse, algo que nunca había estado peor que ahora.
Deben ser medidas concretas y factibles, que se puedan poner en marcha desde el primer día de gobierno. La extrema derecha está haciendo un discurso más populista que solo se entiende por el rechazo a las políticas actuales, que es cierto que están siendo nefastas. Pero creo que en la centralidad y en la utilidad de las políticas reales está el éxito, y ahí es donde está UPN.
¿Cuál va a ser la política fiscal que va a defender UPN para ayudar a las familias y a las empresas?
Los gobiernos de UPN han demostrando que, pagando menos impuestos y utilizando bien las herramientas que tiene Navarra, se pueden mantener mejores servicios públicos y ser una comunidad referente y envidiada. Esto ya lo hicimos, sabemos hacerlo y tenemos gente preparada para hacerlo.
La política actual de subir impuestos, no solo a los jóvenes, sino a todas las familias, a empresas, autónomos, agricultores o transportistas, está demostrando que, incluso con muchos recursos, se deterioran todos los servicios. Nosotros defendemos una bajada generalizada de impuestos y acabar con la situación de pagar hasta 14 veces por lo mismo. El impuesto de patrimonio es absolutamente injusto en Navarra, igual que el de sucesiones. Que nuestros padres ahorren durante años con esfuerzo no debería volverse en su contra ni perjudicar varias veces a los navarros.
También defendemos una bajada generalizada de impuestos que permita a los ciudadanos vivir más desahogados. Y, en el caso de los jóvenes, proponemos una medida real: no pagar IRPF hasta los 30 años para quienes ingresen menos de 30.000 euros al año, y hacerlo de forma progresiva entre 30.000 y 40.000 euros. Es una medida concreta que, según nuestros cálculos, supondría solo un 1 % del presupuesto general, pero serviría como un colchón para que los jóvenes puedan emprender, acceder a una vivienda y tener garantizado su futuro aquí, sin tener que marcharse.
Los jóvenes se están acostumbrando a tener menos oportunidades de las que tuvimos los demás y tienen que salir de Navarra porque no encuentran trabajos con salarios dignos para acabar pagando un 70 % de lo que ganan por una habitación compartida. No se rebelan porque ven que todos están igual, pero esto no es justo para la juventud navarra.
¿Hay que tener inquietud por la deriva empresarial de Navarra?
Creo que hay que preguntar directamente a las empresas qué necesitan para venir a una determinada tierra, y la respuesta es muy clara: fiscalidad, infraestructuras y electricidad. En Navarra, la fiscalidad está penalizando la llegada de empresas y de inversión; las infraestructuras también nos penalizan, y el tema de la electricidad es muy importante. No nos vamos a cansar de reivindicarlo, pero Navarra no puede verse perjudicada respecto a otras comunidades.
El Gobierno de España, con un Gobierno de Navarra socialista, ha sido incapaz de garantizar que Navarra tenga la capacidad eléctrica que necesita para atraer empresas. También el agua, con el Canal de Navarra, debe llegar de una vez a la Ribera. La Ribera tiene una enorme capacidad de reindustrialización, pero necesita una fiscalidad justa, agua, electricidad e infraestructuras. Y, desde luego, no necesita un gobierno que dependa de EH Bildu, que ahuyenta empresas, ahuyenta inversión y no genera confianza.
¿Qué medidas plantea UPN?
Hay que impulsar políticas fiscales que atraigan inversión y trabajar para que Navarra tenga lo que merece en materia de energía, agua e infraestructuras. Debemos dialogar y trabajar directamente con los empresarios y los inversores, que no son el enemigo, y también con los autónomos y emprendedores, que están siendo castigados. Solo así garantizaremos empleo de calidad. Eso es lo que UPN siempre ha defendido: la cultura del esfuerzo.
Esto no va de dar peces, sino de dar cañas. Y también estamos viendo un hartazgo generalizado ante las ayudas y la renta garantizada, que deben cambiarse desde el primer día de gobierno, no el segundo. Deben orientarse a quien realmente las necesita y al empleo, y si alguien rechaza un trabajo para el que está capacitado, debe perder esas ayudas de forma indefinida. Los navarros que madrugan, que se esfuerzan, que emprenden, que invierten y que trabajan no merecen ver cómo se derrocha dinero en una gestión ineficiente y en ayudas sin control.
La sanidad pública es para los navarros un gran tesoro, pero está siendo una de las grandes preocupaciones ciudadanas. ¿Cómo valora la situación actual del sistema navarro?
Si me lo hubieran dicho hace unos años, no me lo habría creído. Después de la dura crisis económica que vivimos, UPN dejó la sanidad mejor valorada de España. Alcanzamos las mejores listas de espera y una sanidad envidiada por todas las comunidades.
Hoy hemos pasado del primer puesto al número 13 de 17, que se dice pronto. Solo los canarios esperan más que los navarros para una consulta médica. Creo que con eso está todo dicho. Con más dinero que nunca, el Gobierno de María Chivite solo ha conseguido los peores datos históricos en salud, con las peores listas de espera jamás conocidas. Acceder al médico de atención primaria o a un consultorio se ha convertido, a veces, en una misión imposible.
El propio panel ciudadano publicado recientemente muestra que, en 2015, un 75 % valoraba la sanidad como muy buena, y hoy solo lo hace un 32 %. Todo esto lo dice todo.
¿Les preocupa que la reforma de las urgencias rurales derive en una merma de la atención sanitaria de nuestros pueblos?
No se entiende es cómo, con el mayor presupuesto de la historia, la única solución que ofrece este gobierno es recortar una atención que costó mucho esfuerzo construir. Fue UPN quien, en 2008, incorporó 250 trabajadores —125 médicos y 125 enfermeras— para garantizar la atención en las urgencias rurales. En aquel momento se intentó pactar una reestructuración que fue rechazada por sindicatos, ayuntamientos, colegios profesionales y partidos políticos. UPN tiene claro desde 2015, y lo ha defendido en todos sus programas electorales (2015, 2019 y 2023), que no va a tocar ningún punto de atención rural. Con unos presupuestos expansivos como los actuales, Navarra no merece eso.
Por tanto, este gobierno no va a tener el apoyo de UPN para recortar nada. Lo que vemos es un gobierno que solo negocia con EH Bildu para que esos recortes impacten lo menos posible en los ayuntamientos gobernados por ellos. Desde luego, no nos fiamos nada, porque seguramente los ayuntamientos en los que gobierna UPN serán los más perjudicados.
¿Cuál es la apuesta de UPN para mejorar la atención del Servicio Navarro de Salud?
UPN apuesta por lo mismo que están haciendo otros países europeos y comunidades que están trabajando de verdad en atraer profesionales, en crear las condiciones adecuadas para que quieran quedarse y en desarrollar una gestión totalmente diferente, orientada a los resultados y que cuente directamente con profesionales y pacientes en la toma de decisiones.
Ese es el modelo que se está aplicando con éxito en otros lugares, y en el que yo misma estoy ayudando a varias comunidades a definir su hoja de ruta, con satisfacción y pasos firmes en la dirección adecuada. Sin embargo, en Navarra se está haciendo justo lo contrario: se gasta cada vez más, el malestar entre los profesionales es cada vez mayor y las comunidades vecinas están atrayendo más personal sanitario que nosotros.
Los profesionales no se quedan solo por las condiciones laborales, sino también por el entorno. Navarra era un lugar referente, un sitio al que los profesionales sanitarios y otros cualificados querían venir y quedarse. Hoy, sin embargo, se percibe mediocridad. No digo que seamos los peores, pero estamos en la mediocridad, y Navarra no merece eso.
Las hojas de ruta basadas en una gestión orientada a resultados y en el valor añadido están dando resultados de éxito en otras comunidades y países. No hay que inventar nada: hay que aplicar aquí lo que ya ha funcionado fuera. En Navarra, sin embargo, no se está haciendo nada de todo esto.
¿Qué otras políticas de cohesión territorial impulsaría para garantizar igualdad de oportunidades entre la Ribera y el resto de Navarra y acabar con esa Navarra de las dos velocidades?
Bueno, María Chivite, como en casi todo, decía una cosa y ha hecho justo la contraria. Lo que ha conseguido es agravar todavía más esa diferencia. Creo que la Ribera de Navarra reúne hoy unas condiciones idóneas para poner en marcha un plan de reindustrialización que genere oportunidades, que atraiga inversión, empresas y que permita a los jóvenes quedarse aquí.
Hay mimbres importantes en formación y en creación de talento, pero no se están aprovechando para desarrollar oportunidades de futuro. La Ribera tiene terreno, tiene condiciones muy buenas para que toda esa inversión que se está yendo a Aragón venga aquí. Hace diez o quince años esto no estaría ocurriendo, pero las políticas actuales de Chivite han hecho que esa brecha entre el norte y el sur de Navarra sea todavía mayor.
Parece mentira, pero se le ha olvidado muy pronto la importancia de la cohesión territorial. Supongo que por su dependencia absoluta de EH Bildu, cuyas prioridades desde luego no están en la Ribera, una zona donde tienen muy poca representación. EH Bildu habla de un plan de reindustrialización para la Sakana, pero no para la Ribera.
UPN, en cambio, defiende planes de reindustrialización adaptados a todas las zonas de Navarra, porque creemos en una comunidad cohesionada, con igualdad de oportunidades para todos los navarros vivan donde vivan.
¿Teme que el ‘caso Cerdán’ acabe teniendo derivadas en Navarra y comprometa la estabilidad de la Comunidad?
Creo que todo el Partido Socialista se ha volcado para intentar tapar un caso que, cada día que pasa y con cada información nueva que conocemos —hoy mismo en la comisión de investigación del Parlamento de Navarra—, presenta indicios más claros de posibles mordidas o corrupción. Ya veremos si se demuestra, pero desde luego la sospecha es altísima, especialmente en el contrato de Belate.
Por eso UPN, ante esas sospechas, decidió llevar el caso a la Guardia Civil antes incluso de conocerse toda la implicación de Santos Cerdán. María Chivite sigue siendo incapaz de explicar cómo la mayor adjudicación de obra pública en Navarra en los últimos quince años —76 millones de euros— fue concedida por su gobierno a una empresa vinculada a Cerdán, en un proceso repleto de irregularidades. Irregularidades advertidas por los jurídicos de la mesa de contratación, por UPN y por la Oficina Anticorrupción, que finalmente ha declarado el contrato nulo de pleno derecho.
¿Cree que la presidenta Chivite ha ofrecido explicaciones convincentes sobre este asunto?
Chivite tiene muchas explicaciones que dar, pero es evidente que no puede darlas. Y su aliado perfecto para silenciar este asunto y taparlo es EH Bildu, al que le interesa que el Partido Socialista siga gobernando tanto en Navarra como en España, porque le está yendo muy bien con este equilibrio de poder.
Navarra no merece esto. Navarra merece líderes honestos, y María Chivite no ha demostrado ni su propia honestidad ni la de su gobierno. Hoy la sombra de la corrupción la acorrala, y su mentor y principal valedor —quien la ha situado dos veces como presidenta y como secretaria general del PSN— es Santos Cerdán.
Sus dos pilares eran Cerdán, hoy en la cárcel, y Ramón Alzórriz, hoy apartado de sus responsabilidades. Pensar que María Chivite no sabía nada de todo esto es casi ciencia ficción. Llama la atención, además, el silencio generalizado en torno a Cerdán: nadie habla de él, pese a haber sido visto por última vez, pocos días antes de su ingreso en prisión, en el Día de la Cereza de Milagro rodeado de dirigentes socialistas que hoy parecen no conocerle.
En su momento, desde el PSN se llegó a calificar a UPN de “manada de hienas” por denunciar estas irregularidades. Hoy los hechos demuestran que teníamos razón en pedir transparencia. Lo único que exigimos es claridad, explicaciones y pruebas de que esas adjudicaciones se hicieron con plena legalidad. Pero cada día que pasa, estamos más preocupados por lo que se está descubriendo.
¿Cree que la ciudadanía en general es consciente y percibe este debate y la actualidad política, o ha llegado a un punto en el que la confrontación entre partidos les ha llevado a la desconexión?
Bueno, yo creo que cuando los asuntos se alargan, es verdad que los ciudadanos tienden a tomar cierta distancia. Pero nosotros confiamos plenamente en las investigaciones de la Unidad Central Operativa y en la investigación judicial, que llevará el tiempo que tenga que llevar.
Aun así, estoy firmemente convencida de que los ciudadanos no perdonan la corrupción. Los navarros quieren creer en las personas que gestionan y dirigen los recursos que salen de sus bolsillos con esfuerzo, y necesitan confiar en que quienes gobiernan lo hacen con honestidad y transparencia.
Lamentablemente, hoy la marca Navarra se está asociando a la posible corrupción socialista. Es algo que nos duele profundamente, porque Navarra ya conoció casos como los de Urralburu o Roldán, y tristemente esta situación nos recuerda a aquella época.
Creo que aún falta mucho para poder decir que el actual gobierno actúa con honestidad, porque la transparencia no se demuestra con palabras ni con actos de fe, sino con hechos. Y desde luego, el Ejecutivo de María Chivite no está poniendo ninguna facilidad en ese camino.
¿Cree que UPN debe confrontar activamente el discurso de Vox y la ultraderecha?
UPN está muy alejado de ese tipo de discursos, muy alejado. Ya lo he dicho al principio: nosotros no defendemos ni el discurso sobre migración de Vox, ni su discurso sobre feminismo, ni el de muchas otras cuestiones. En algunos temas podemos coincidir, pero desde luego no compartimos su forma de plantear las cosas. No compartimos ese discurso.
Ahora bien, una cosa es el discurso y otra es la violencia. Cuando se concentran cientos de jóvenes encapuchados para tirar piedras, quemar contenedores o enfrentarse en las calles, eso no ocurre porque venga alguien a dar un mitin o una charla.
Lo que vimos recientemente no fue un enfrentamiento entre dos grupos, sino un grupo sembrando violencia en las calles, con escenas que recordaban a la kale borroka de hace años: cientos de chavales vestidos de negro, encapuchados, generando alarma y miedo entre ciudadanos, policías y periodistas, con agresiones que solo merecen una condena radical.
Y lo más grave es que EH Bildu ha sido incapaz de condenarlo, y el Partido Socialista de Navarra ha mostrado una actitud ambivalente. Este socialismo, que en los días previos se dedicó a azuzar y alentar el odio, debería reflexionar sobre su responsabilidad en lo que ocurrió.
¿Están siendo los políticos suficientemente responsables para no sumar a la crispación existente?
Pues depende de quién. Yo creo que, en política como en la vida, vemos de todo. Lo que pasa es que habitualmente no son noticia los políticos que se levantan, que se esfuerzan y que trabajan, y los hay, muchos, que lo hacen por los ciudadanos. La política está repleta de gente con vocación.
También vemos actitudes que, desde luego, a mí no me representan en absoluto. Ya he dicho al principio de la entrevista que mi decisión de entrar en política fue precisamente intentar hacer política de otra manera. Yo no suelo levantar la voz cuando hablo, pero eso no significa que haya que callarse cuando ves cosas que no te gustan.
La crítica política legítima ante una gestión nefasta o ante una sombra de corrupción, como la que estamos viviendo en Navarra, no es generar odio ni polarización. Es simplemente ejercer la labor que te corresponde como política.
Desde luego, a mí no me gusta la exacerbación innecesaria. Creo que lo que está sucediendo en Navarra es de tal gravedad que no hace falta exagerar nada: basta con poner blanco sobre negro.
¿Cómo se puede recuperar el diálogo y la confianza entre partidos en un clima político tan polarizado y en el que es evidente que es necesario para alcanzar acuerdos para poder gobernar?
Pues se recupera cuando dos quieren. Yo llevo un año y pico al frente de UPN en Navarra en el que hemos dicho muchas veces que estamos dispuestos a hablar y queremos sentarnos a hacerlo: por una fiscalidad mejor que beneficie a los navarros, por unos presupuestos que den respuesta a sus necesidades y que no estén al albur del interés o del proyecto político de EH Bildu.
De momento, hay una presidenta que está muy cómoda con EH Bildu y que no quiere ese espacio. Creo que tampoco todos son iguales. Hace poco me senté con la consejera de Derechos Sociales y hablé con total normalidad y sin ningún problema. El consejero Arasti y la presidenta, de momento, no han tenido a bien sentarse a hablar con UPN, pero no será por nosotros.
Siempre que tengo ocasión lo digo: a pesar de que estamos muy distanciados en muchas cuestiones —porque no compartimos muchas cosas de los dirigentes socialistas, aunque sí con mucha gente que cree en la socialdemocracia—, todo lo que sea por el bien de Navarra y de los navarros nos encontrará dispuestos a sentarnos, a apoyar lo que sea bueno, a ofrecer alternativas cuando creamos que las hay mejores y a criticar lo que nos parezca mal.
Pero para sentarse a dialogar hacen falta dos, y si uno no quiere, no se puede.


















