El escritor y periodista de Castejón, Alberto Lardiés
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Alberto Lardiés, aborda una nueva aventura editorial para poner sobre la mesa los caminos y los hilos del poder en España. Tras publicar «El rostro de Caronte (y otros relatos)», «Los papeles de Barrabás» y plasmar las investigaciones de actualidad política  «La corte de Felipe VI», escrito junto al periodista tudelano Daniel Forcada; y «Los mil secretos de Rubalcaba», llega ahora a las librerías «La democracia borbónica», un trabajo en el que el periodista de Castejón pone sobre el papel hechos demuestran cómo las élites políticas y económicas españolas se reparten el poder y el botín desde hace 40 años. «¿Se acuerdan de 15-M?», interroga al periodista a los lectores. «Aquel fue un movimiento transversal que pedía que los partidos fueran más democráticos en su funcionamiento, que la ley electoral se mejorase por ejemplo con listas abiertas, que los políticos no nombrasen a los jueces de los grandes tribunales, que aumentasen los cauces de participación de la gente… Han pasado 8 años y todo eso no ha cambiado nada».

¿Cómo se gesta y por qué este libro?

Hace un año, en marzo de 2018, leí una entrevista al actor José Sacristán. Decía que no sabía quiénes tenían el poder en España, pero que si lo supiera, les partiría la cara. Aquello me hizo pensar en que había que contar quién maneja los hilos de poder en realidad. Me puse, busqué editorial y este es el resultado.

Lo titulan los borbones pero aborda infinidad de temas «incómodos» de la España actual, ¿qué nexo de unión comparten?

Todos los temas que se tratan desembocan en un solo: cómo las élites, sean las políticas, las económicas o las mediáticas, se relacionan entre sí continuamente para controlar el Poder, con mayúsculas, y para robar a los ciudadanos o para burlarse de ellos. Para decidir en la sombra y sin preguntarle a la gente. Eso es quitarle la soberanía al pueblo.

Son temas de los que todo el mundo ha escuchado hablar pero que han desaparecido de los medios a los pocos días. ¿Qué va a descubrir de ellos el lector?

Va a descubrir cómo son temas unidos, porque, por ejemplo, los políticos que saquearon las cajas de ahorro son los mismos que auspiciaron el gran timo del rescate bancario y son los mismos que nombran a los que deberían haber controlado todo eso. Este libro es una forma de mostrar conexiones que parecen inexistentes pero que están ahí. Creo que lo mejor del libro es que no adopta una perspectiva ideológica más allá de la defensa de lo que es justo. Le puede gustar al más marxista y al más liberal, estoy seguro.

Utiliza el calificativo de democracia borbónica para describir el régimen político de nuestro país. Por lo que aborda en el libro, ¿podemos hablar de democracia tal y como se entiende a nivel europeo en España?

España es una democracia, por supuesto. Vivimos el mejor período de nuestra historia: cuarenta años de prosperidad y libertad. Pero no es oro todo lo que reluce. Para mí, no somos una democracia plena, como dijo Felipe VI hace poco, porque hay muchísimo por mejorar. Este libro trata de abordar todas esas fallas de nuestra democracia, todas esas cosas que convendría reformar o regenerar porque se están pudriendo. Yo no estoy contra la democracia, sino a favor de mejorar la democracia. ¿Cómo se hace eso? Con más democracia, mejorando el funcionamiento de lo que tenemos. Acabando con los enchufes en las instituciones, con los privilegios de los políticos, con los errores que no se han corregido desde el franquismo, con el capitalismo de amiguetes, con las ventajas del Ibex 35, con los oligopolios de las grandes empresas, etcétera.

Tras analizar el comportamiento de Borbones, Partidos Políticos y determinados apellidos de este país, ¿podemos afirmar que ha habido transición en España?

Sí, ha habido una transición de la dictadura a la democracia, no puede negarse. El problema es que nuestra democracia heredó del franquismo algunas instituciones, algunas malas costumbres en lo institucional y algunos privilegios de las élites. Arrastramos todo eso y, por ello, nuestra democracia es manifiestamente mejorable. Por ejemplo, la protección legal de la Corona es un escándalo. O lo que pasó con la forma en que se enterró el caso de Corinna y Juan Carlos I. O el funcionamiento interno de los partidos, donde acaban con el que discrepa. Hay que corregir todos esos dejes antidemocráticos. Estamos a tiempo, espero.

¿Ha tenido obstáculos a la hora de ponerse tras la pista de temas que afectaban a la Corona?

Escribir sobre la Corona en España nunca es fácil, pero tampoco es tan complejo como se suele creer. Hay libertad para investigar y para escribir. Es más difícil publicar. Y aún más difícil es que los grandes medios se hagan eco de lo que publicas. Pero yo creo, como decía Machado, que es motivo de orgullo luchar contra el medio en que se vive.

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