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Un viaje de tres siglos ha terminado estos días en las vitrinas del Archivo Municipal de Tudela, donde han quedado depositados los rostros y los nombres de los Olaso, una de las familias de influencia en la Tudela de los siglos XVI y XVII. La mayoría de ellos fueron vecinos de la calle Pontarrón, y uno, Juan de Olaso, dejó su huella en la arquitectura de la ciudad en edificios que han desaparecido como como el convento de las Clarisas, el refectorio del Convento de San Francisco o la ermita del Castillo.

El documento es un exquisito árbol genealógico ilustrado con los retratos de 25 miembros del linaje, de los que 17 fueron vecinos de Tudela, y que son propiedad de Luis Guevara Hernández. Ha llegado a Tudela de la mano de la alcaldesa de Zalduondo (Álava), Lourdes Lekuona Laburu, y del archivero de la localidad alavesa, Javier Díaz Gómez, localidad e institución que han custodiado la pieza hasta la fecha. Los anfitriones han sido el concejal reponsable del Archivo, Fernando Ferrer, y el archivero municipal, Iñigo Pérez.

Maestro de obras de Tudela

Aunque el pergamino carece de fecha, los expertos sitúan su creación entre 1690 y 1710, un siglo después de que el miembro más reconocido de la familia, Juan de Olaso, ejerciera como maestro de obras. Según documenta la historiadora María Josefa Tarifa, a Juan de Olaso se le debe la construcción de la parroquia de San Blas en Ribaforada e intervino en algunos de los proyectos de Tudela.

En 1611, junto al arquitecto Juan González de Apaolaza, firmó el contrato para levantar el Convento de las Clarisas en el solar donde hoy se abre la plaza de Sancho VII el Fuerte. También existen referencias de su participación en el refectorio del convento de San Francisco, el molino que existió sobre los arcos del puente del Ebro y la ermita del Castillo.