Luca Guadagnino realiza un cine de autor particular, con títulos: Call me by your name, Suspiria o Cegados por el sol. Esta vez, narra la historia de una profesora de filosofía en Yale, que se ve en el dilema ético de apoyar o no a una alumna, supuestamente agredida sexualmente por un profesor amigo suyo. El film lo protagonizan: Julia Roberts, Ayo Edibiri, Andrew Garfield, Chloe Sevigny.
La cámara nos lleva hasta la imagen de Alma (Julia Roberts), profesora de Filosofía en Yale, que se despierta, toma calmantes, va a clase. Allí coincide con su colega de profesión, Hank (Andrew Garfield), con el cual sintoniza a nivel personal y académico. Después regresa a casa, donde su marido psiquiatra Frederick (Michael Stuhlbarg), intenta cuidarle aunque el vínculo afectivo entre ellos sea mínimo.
Un día se reúnen en casa de Alma, su colega Hank, y su alumna aventajada Maggie (Ayo Edibiri), cuyos padres donan mucho dinero a la Universidad. En la velada, debaten sobre ética, política, feminismo. Al día siguiente, Maggie aparece en las escaleras de la casa de Alma para contarle como Hank ha abusado de ella. Alma deberá decidir si cree a su alumna o a su colega, el cual le expondrá que todo es falso, y Maggie solo busca una notoriedad que no logra académicamente.
El director de Queer expone a través de diálogos en clave filosófica, cómo hablar de teorías éticas (Adorno, Arendt, Foucault, .), es fácil, pero llevarlas a la práctica asumiendo las consecuencias cuando está en juego el poder, es otro cantar. El problema del film es que expone demasiados temas: el metoo, los prejuicios raciales, el poder de las redes sociales, sin profundizar demasiado. Aunque pone el foco en la ambigüedad ética de profesora-alumna, de sus verdaderas intenciones, lo que consigue es despistar al espectador, alargar el film en exceso y que no empaticemos con ningún personaje, precisamente por su indefinición.
Julia Roberts, realiza un excelente trabajo como una mujer casi impenetrable, y al mismo tiempo necesitada de adulación. A su lado, le da una réplica convincente la joven Ayo Edibiri. El resto de actores, Andrew Garfield, Michael Stuhlbarg, no desentonan.
Un film incómodo a veces, que invita al espectador a tomar partido en defensa de la verdad, ante unos hechos que a pesar de la ambigüedad aparente, exigen una respuesta comprometida y contundente.
















