Directoras como Gracia Querejeta, Carla Simón (Romería), Eva Libertad (Sorda), y otras muchas, a las que se suma Alauda Ruíz de Azua, ganadora de la Concha de Oro en San Sebastián por Los Domingos, el panorama cinematográfico está cambiando. El film narra la decisión de una joven de ingresar en un convento de clausura, y las reacciones familiares a su elección. El film lo protagonizan: Blanca Soroa, Miguel Garcés, Patricia López Arnaiz, Nagore Aramburu.
Ainara (Blanca Soroa), vive con sus hermanas y su padre viudo, Iñaki (Miguel Garcés), en Bilbao. De Ainara todos esperan que haga una carrera universitaria, y acabe formando una familia. Ainara y los suyos se reúnen habitualmente en casa de su abuela, Dolores (Mabel Rivera), para encontrarse con su tía Maite (Patricia López Arnaiz), su tío Pablo (Juan Minujin), y su primo.
Ainara siente como la vida que lleva salir con sus amigos, los estudios, no le satisfacen, y desea volver a convivir unos días con unas monjas de clausura, donde le marcó la superiora Isabel (Nagore Aramburu). Después de reflexionar, orar, Ainara comunica a su familia, el deseo de ingresar en el convento. Su decisión origina un cisma familiar, provocando un rechazo enorme en su tía Maite, la cual cree que la decisión es fruto de la manipulación de las monjas y del colegio religioso donde estudia, y tratará por todos los medios de cambiar la decisión de Ainara.
La directora de Cinco Lobitos, presenta el origen complejo de la vocación de Ainara: ausencia de la madre, falta de afecto del padre, con sumo respeto (la directora se confiesa no creyente). Gracias a la excelente dirección técnica a base de gestos, silencios, miradas entre los protagonistas, retrata las complicadas relaciones familiares ante el hecho religioso que les desborda. Ruiz de Azua, plasma además, la hipocresía de una sociedad donde lo religioso es secundario (las familias bautizan, hacen comulgar a sus hijos, acuden a misa, por inercia), cuando lo que les importa es lo material.
A pesar de la buena actuación de Blanca Soroa, por encima del resto de actores, destaca Patricia López Arnaiz, interpretando a la tía atea que se atribuye una superioridad moral cuestionable.
En definitiva, un film que analiza las relaciones familiares, y la dificultad de comprender decisiones religiosas que trascienden el ámbito racional y material de la sociedad.













