¿Una planta de biogás? Aquí no, gracias
Esta semana saltaba la noticia de que B. Power Gen XV S.L.U. ha presentado un proyecto para la construcción de una planta de producción de biometano y biofertilizantes en el municipio de Cintruénigo, a escasos 500 metros del polígono industrial de Fitero. La misma noticia indicaba que en la planta se pretenden tratar 91.000 toneladas de residuos de animales y lodos industriales y se prevé que la actividad ponga en movimiento 6.900 camiones al año, unos 20 camiones diarios.
No es algo nuevo. En los últimos tiempos, diferentes empresas promotoras han puesto sus ojos en la Navarra para instalar plantas de similares características.
Proyectos “verdes”, “ecológicos” y “sostenibles” y alineados con la transición energética que, analizados con calma, generan muchas dudas y un lógico desasosiego vecinal.
Hablamos de plantas que concentran grandes volúmenes de residuos orgánicos —purines, lodos, restos vegetales o subproductos agroindustriales—, que, al fermentar, generan gases, olores intensos y lixiviados que pueden afectar tanto al aire como al suelo y al agua subterránea. Y, sí, nos dicen que no existen riesgos medioambientales, pero ¿alguien me lo puede asegurar? La experiencia en otros lugares demuestra que los incidentes y las molestias son recurrentes.

Una sola planta mal ubicada puede destruir años de trabajo en promoción turística y comprometer la reputación
¿De qué sirve invertir en promocionar nuestros pueblos, nuestras rutas de senderismo, nuestro patrimonio o nuestras aguas termales, si luego se permiten la construcción de infraestructuras industriales que alteran el paisaje, pueden generan olores o proyectan una imagen negativa del territorio? Una sola planta mal ubicada puede destruir años de trabajo en promoción turística y comprometer la reputación de Fitero. Y eso, como comprenderán, no lo voy a tolerar.
El impacto visual de este tipo de instalaciones resulta incompatible con el modelo de desarrollo turístico que Fitero lleva años construyendo con el esfuerzo de muchísimas personas.
No se trata de rechazar las energías renovables, sino de exigir planificación, transparencia y respeto al territorio. ¿Vale todo en nombre de la sostenibilidad?
Es cierto que la sociedad debe hacerse responsable de los residuos que genera. Nadie lo duda. Pero esa responsabilidad no significa aceptar sin condiciones proyectos que puedan comprometer la salud del entorno, la calidad de vida de los vecinos o los esfuerzos municipales por promocionar el turismo, la cultura y el patrimonio.
Convertir a Fitero, por mucho que la planta se ubique en término municipal de Cintruénigo, en receptor de residuos o en centro de producción energética sin consenso ni garantías no es una solución, sino una huida hacia adelante que, a medio plazo, puede tener consecuencias irreversibles.
El ayuntamiento de Fitero se ha puesto manos a la obra para presentar alegaciones al proyecto
Como alguno se puede imaginar, estos tres últimos días, desde que saltó la noticia, han sido frenéticos. Y en mi interior se ha entremezclado, y lo asumo, la indignación y la decepción. Y si no he abierto antes la boca ha sido porque esa mezcla ha sido de muy difícil digestión.
Por supuesto, que nadie lo ponga en duda, que el ayuntamiento de Fitero se ha puesto manos a la obra para presentar alegaciones al proyecto. Lo haremos con convicción y firmeza, con la misma convicción y firmeza con la que tratamos de velar, con aciertos y errores, por el bienestar de todos y cada uno de los vecinos de nuestro pueblo. No pienso, ni quedarme parado ni quedarme callado. Y no lo hago “por obligación”, sino por convicción. Y así lo he trasladado a quien debía trasladarlo.
Como alcalde de Fitero, con el respaldo de todos y cada uno de los concejales del equipo de gobierno municipal, de Unión del Pueblo Navarro (UPN), lo tengo muy claro: ¿Sostenibilidad? Por supuesto ¿Una planta de biogás en “la puerta de Fitero”? No, gracias.
Miguel Aguirre, alcalde de Fitero




















