Cuando la Filosofía no estaba desterrada de los planes de estudio, sabíamos que un silogismo es un razonamiento formado por dos premisas y una conclusión. Y sabíamos que fue formulado por primera vez por Aristóteles, reconocido como padre fundador de la Lógica, cuyas enseñanzas consolidaron los pilares de nuestras sociedades occidentales.
Pero, estos tiempos convulsos en los que la Ignorancia tiene más crédito que la Sabiduría, se llega a conclusiones sin necesidad de premisas. De ahí que, al carecer de certificaciones previas, la gente doctorada en Ignorancia no cesa de inventar o reenviar conclusiones falsas o bulos, generados por los menudillos en vez de por las neuronas.
No es de extrañar que los mandamases dictatoriales, cada vez más abundantes, dediquen muchos esfuerzos a poner zancadillas a la Educación, sobre todo si es gratuita o subvencionada. Porque una persona educada, tanto en formación como en comportamiento, es un peligro para el dictador de turno.
De ahí que los verdaderos valores en los que se basan y por los que se consolidan las Democracias se van debilitando cada vez más. Pero eso sí, los dictadores llegan al Poder por procedimientos democráticos que, más tarde, se encargarán de eliminar. Y, entonces, el Poder del dinero se acaba imponiendo a la Solidaridad, con sus patentes resultados de hambrunas y muertes violentas sobre tanta gente inocente. Las clases medias acaban debilitándose o desapareciendo, quedando el mundo dividido en dos partes opuestas: ricos y pobres de solemnidad.
Todo ello constituye una vuelta a los conocidos regímenes de esclavitud o feudales, donde el único objetivo de los de abajo se reduce a un sobrevivir gregario e indigno, sin posible vuelta atrás. Pero, lo peor de todo es que quienes colocan “democráticamente” en el Poder a los dictadores son los primeros que van a sufrir las consecuencias de sus ignorantes conclusiones. Y una de esas recientes conclusiones que tratan de imponernos es que tenemos que dedicar más porcentaje del PIB en armamento para tener más facilidad de autodestruirnos.